El pasado día 15 de julio recibimos una noticia inesperada: Zalla Bai acababa de presentar un recurso contra la licitación del estudio de calidad del aire, cuando mediante una llamada a nuestro portavoz, el alcalde de Zalla informaba de que el estudio se suspendía porque se instalará “un nuevo proyecto industrial” que “puede hacer desaparecer la actividad de la planta de biomasa”. Tras preguntar, conseguimos enterarnos de que se trata de varios proyectos, al parecer con el Gobierno Vasco de por medio que, eventualmente, ocuparán toda la parcela de la antigua papelera que hoy en día pertenece al empresario Orue. También logramos que nos dijera que uno de esos proyectos es energético aunque “no tendrá nada que ver con la actividad de Glefaran”. Y ahí quedó la cosa, porque el Alcalde nos dijo que “no podía decir nada más por el momento”.
La noticia, nos produjo esa mezcla de alegría e indignación que se siente cuando te dan algo que has deseado mucho pero tienes la sensación de que te lo van a cobrar por otro lado. Si finalmente la caldera se cierra, la lucha y la implicación de la gente habrá servido para algo y nos libraremos por fin de la gran amenaza que esta instalación ruinosa supone para nuestra salud. Además, que el estudio no se haga evitará que los Ayuntamientos de Güeñes y Zalla malgasten 200.000 € con el único objetivo de lavar la cara de nuestros dirigentes municipales, de la empresa y, sobre todo, del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco. Un estudio que decían se realizaba para «tranquilizar a la población» y, ya puestos, para ayudar a que se vayan de rositas todos los que han permitido que Glefaran desarrolle su actividad en nuestro municipio a pesar de la evidencia científica que recomienda que este tipo de industrias se instalen a más de 5 Km de distancia de la población para minimizar el impacto sobre la salud que suponen.
La forma en la que se comunica la noticia es lo que nos genera indignación porque deja muchas, demasiadas preguntas sin respuesta.
Para empezar, ¿de verdad que quienes llevamos padeciendo la actividad de la empresa durante más de 6 años, no tenemos derecho a que se nos informe de lo que el Alcalde de Zalla conoce? ¿Por qué no puede decir nada más? ¿Tiene algo que ocultar? ¿La gente no tiene derecho a saber cuándo se producirá el cierre? ¿en 1 año, 2, 3…6? Cada día que pasa seguimos expuestos a los tóxicos que emite esa chimenea y ya llevamos más de 6 años en la mochila. Después de tanto tiempo de preocupación por la salud de nuestras familias, ¿no merecemos que nos expliquen los motivos del cierre y que se reconozca y evalúe el daño causado?
Y también, ¿por qué tipo de actividad se va a sustituir? ¿Qué empresas o entidades públicas van a financiar los nuevos proyectos? ¿Qué saca Glefaran de todo esto? Ahora que se ha comprobado que la actividad de quema de madera no es viable, ¿vamos a rescatar al empresario entre todxs, con dinero público, del agujero en el que se ha metido? ¿No es suficiente con los millones de euros de subvenciones públicas recibidas ya por la empresa para un proyecto que se decía “estratégico” para Euskadi?
Una vez más, a Zalla Bai le toca recordar a nuestro Alcalde que la transparencia es una obligación de nuestras instituciones y el acceso a la información un derecho de la ciudadanía, más aún en un tema tan sensible como éste. Consideramos que en estos tiempos de manipulación mediática es especialmente importante que nuestros representantes no jueguen con el derecho a la información que nos asiste como representantes de nuestras vecinas y vecinos y como ciudadanos, y así se lo hemos exigido, recientemente, en una solicitud por escrito.
Para acabar queremos quedarnos con la emoción y la esperanza de que tanto esfuerzo haya valido la pena y con que puede ser que en un futuro no muy lejano la caldera de Glefaran deje de gasearnos. Ojalá que se confirme pronto.