Es tiempo de activismo y movilización para exigir a nuestros gobernantes que actúen y se dejen de greenwashing o postureo climático: debemos entender que el calentamiento global no es una amenaza para nuestro planeta sino para nuestra civilización, para todxs nosotrxs, y que luchar para frenarlo es una obligación moral para con nuestrxs hijxs a los que tendremos que ver sufrir en sus carnes los efectos de nuestra indolencia.
El día 30 de julio del 2019, el Gobierno Vasco del PNV-PSE aprobó la Declaración Institucional de Emergencia Climática (DIEC). El texto de esta DIEC se centra en explicar lo bien que hacemos las cosas en Euskadi en el tema del cambio climático, de todos los foros a los que vamos, de todas las instituciones con las que colaboramos y que somos, literalmente, “ejemplo internacional de referencia en este compromiso”. En definitiva que según el Gobierno Vasco somos los “muy mejores” en la lucha contra el calentamiento global.
Este mundo idílico de Euskadi como modelo de gestión del problema más grave al que se enfrenta nuestra civilización en la actualidad se topa, sin embargo, con los hechos que nos muestran una realidad muy diferente. Revisemos estos hechos.
El pasado día 7 de octubre se votaron en el Parlamento Europeo las enmiendas a la Ley del Clima y el PNV se posicionó, junto a los representantes de VOX y el PP, a favor del descenso de las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030 más raquítico de todos los propuestos (55%).
Hecho nº1: El pasado día 7 de octubre se votaron en el Parlamento Europeo las enmiendas a la Ley del Clima. Uno de los asuntos clave fue fijar el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para el año 2030 en el que se presentaron diferentes enmiendas. Las más conservadoras plantaban un descenso mínimo del 55% mientras que otras más ambiciosas fijaban objetivos de reducción de un 70%. Entre los que defendían el descenso menor, ¡oh sorpresa!, se encontraba el PNV. De hecho, la enmienda que finalmente salió adelante fue la de una reducción del 60 % a la que la representante del PNV, Izaskun Bilbao, votó inicialmente en contra junto con los representantes de VOX y el PP. O sea, que el PNV se posiciona con la derecha y ultraderecha europea más rancia para solicitar la reducción más raquítica de GEI de entre todas las propuestas que se llevaron al Parlamento Europeo. La imagen prístina que nos tratan de vender desde Sabin Etxea empieza a decolorar. Seguimos.
Según el informe “Descarbonización 2020”, la industria en España ha rebajado sus emisiones en un 13% en un año, destacando que Endesa las reduce en un 45% por el cierre de las centrales térmicas de carbón y, por el contrario, dos empresas que seguro nos suenan, Iberdrola y Repsol (Petronor), aumentaron sus emisiones en un 18% y 13%, respectivamente.
Hecho nº2: Según datos del informe “Descarbonización 2020” (publicado por el Observatorio de Sostenibilidad español y que se puede consultar en este enlace), la industria en España ha rebajado sus emisiones en un 13% en 2019, destacando que Endesa las reduce en un 45% por el cierre de centrales térmicas de carbón y, por el contrario, dos empresas que seguro nos suenan, Iberdrola y Repsol (Petronor), aumentaron sus emisiones en un 18% y un 13%, respectivamente. El informe dice, además, que empresas como Iberdrola están apostando “a lo bestia” por el gas como sustituto del carbón, a pesar de que el gas emite igualmente muchísimo CO2. En Enkarterri no podemos dejar de mencionar que GLEFARAN se vale de la red de Iberdrola para vender la energía eléctrica que genera quemando madera y contaminando a todos los vecinxs de Zalla y Güeñes. El proceso de producción de energía eléctrica a partir de la quema de madera es, como demuestra este artículo, el que más CO2 por tonelada de combustible genera. Es decir, más que ninguna otra fuente de energía fósil: más que quemar carbón, fuel oil o gas natural.
GLEFARAN se vale de la red de Iberdrola para vender la energía eléctrica que genera quemando madera y contaminando a todos los vecinxs de Zalla y Güeñes, generando en este proceso más CO2 por tonelada quemada que ninguna otra fuente de energía fósil, esto es, más que quemar carbón, fuel oil o gas natural.
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, y el consejero delegado, Josu Jon Imaz. PABLO MORENO EXPANSION
Hecho nº3: Pero aún hay más en lo que respecta “al compromiso con el cambio climático” de estas dos grandes compañías vinculadas a Bizkaia y con puertas giratorias permanentes para el PNV. La Comisión Europea ha publicado recientemente un informe (ver enlace) que deja a Petronor en el noveno puesto de las plantas más contaminantes del Estado. Según este informe, la compañía afincada en Muskiz habría producido 2,27 millones de toneladas equivalentes de GEI, un 2,5 % más que en 2017. Por su parte, Iberdrola acaba de anunciar a los sindicatos (ver enlace) que plantea un ajuste de 1.500 puestos de trabajo (en torno al 15% de su plantilla en el Estado) mientras se sabe que la empresa ganó el primer semestre de 2020 1.845 millones de euros, lo que representa un incremento del 12,2% respecto al mismo periodo del ejercicio pasado con una estrategia de convertir el 2020 en un año de beneficios récord, como se explica en este enlace.
Entonces, ¿son Petronor e Iberdrola dos de las empresas modélicas de las que hablan Urkullu y los suyos en su DIEC?. Ya, que hay que saber diferenciar la gestión pública de lo que hacen las empresas privadas… Si sigues leyendo a lo mejor cambias de opinión.
Urkullu y su tropa pretenden premiar con 2.036 millones de los fondos europeos destinados a la transición ecológica a Iberdrola y Petronor, dos empresas privadas que destacan por contaminar y contribuir al cambio climático, además de por sus puertas giratorias permanentemente abiertas, mientras que solicitan unos míseros 93 millones para reforzar la salud pública y la economía de cuidados.
Hecho nº4: La Unión Europea (UE) va a destinar 140.000 millones de euros a España con el fin de paliar los efectos de la crisis generada por el COVID-19 y realizar un tránsito a una economía ecológica, sostenible, resiliente, que fomente las energías limpias en el transporte, etc. Pues resulta que según una filtración reciente al diario Gara, tal y como se explica en el siguiente enlace, en silencio y de la mano de una consultora privada (PwC), de la que es director el burukide Asier Atutxa, hijo mayor del exconsejero de Interior Juan Maria Atutxa (PNV), anteriormente presidente del Puerto de Bilbao y con múltiples sociedades que se han beneficiado de contratos públicos millonarios (ver enlace), Iñigo Urkullu ha elaborado un borrador que trasladó a Pedro Sánchez el pasado 14 de agosto para destinar casi la mitad de los fondos que autonómicamente le corresponderían a Euskadi para las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV), Iberdrola y Petronor, dejando en evidencia la importancia que le da su ejecutivo a la denominada Transición Ecológica: 2.712 millones para las obras del TAV, 1.706 millones para Iberdrola y 330 millones para Petronor, la empresa de hidrocarburos de la que es consejero delegado Josu Jon Imaz, expresidente del PNV entre 2004 y 2008 y de la que cobra un sueldo de 4,28 millones de euros (datos de 2018).
Pero la cosa no queda aquí, el PNV aprovecha la ocasión para desempolvar macroproyectos caducos como el Guggenheim en Urdaibai (140 millones) y una piscifactoría en la antigua central de Lemoiz (105 millones), además de financiar la segunda fase de la Supersur (187 millones), tras el gran “éxito” de la primera, y un túnel que conectará las dos márgenes de la ría de Bilbao (403 millones). A modo de comparación, los fondos que se asignarían a asuntos relacionados con la salud y/o la denominada economía de cuidados, cuyo estado precario se ha puesto de manifiesto durante la pandemia del COVID-19 son unos míseros 75 millones para un proyecto que está todavía en fase de “desarrollo conceptual” para el periodo 2020-2030, además de 18 millones para lo que llaman Nagusi Intelligence Center. En resumen, que Urkullu y su tropa pretenden premiar con 2.036 millones de los fondos europeos destinados a la transición ecológica a Iberdrola y Petronor, dos empresas privadas que destacan por contaminar y contribuir fuertemente al calentamiento global, mientras que solicitan unos míseros 93 millones para reforzar la salud pública y la economía de cuidados.
En el pleno del 11 de septiembre de 2019, Zalla Bai presentó junto con EH Bildu una moción promovida por la Alianza por la Emergencia Climática en todos los municipios del Estado que pretendía que el Ayuntamiento de Zalla declarara la Emergencia Climática y se comprometiera a promover políticas contra el cambio climático, frenar infraestructuras fósiles, alcanzar el autoconsumo 100% renovable, promover una movilidad sostenible y la economía local y de proximidad además de la silvicultura, agricultura y ganadería ecológicas. El tándem PNV-PSE votó en contra.
Hecho nº5: Bajando al plano municipal de Zalla el panorama es, si cabe, aún más desolador. En el pleno del pasado 11 de septiembre de 2019, Zalla Bai presentó, junto con EH Bildu, una moción promovida por la Alianza por la Emergencia Climática (de la que Zalla Bai forma parte) en todos los municipios del Estado. Dicha moción, cuyo contenido completo puede consultarse en este enlace, pretendía básicamente que el Ayuntamiento de Zalla declarara la Emergencia Climática y que se comprometiera a promover políticas contra el Cambio Climático, frenar infraestructuras fósiles, alcanzar el pleno autoconsumo eléctrico 100% renovable, promover una movilidad sostenible y favorecer la economía local y de proximidad, así como la silvicultura, agricultura y ganadería ecológicas. ¿A qué ya sabéis el resultado?. Efectivamente, el tándem PNV-PSE votó en contra.
Más recientemente, en el pleno del día 1 de septiembre de 2020, Zalla Bai presentó una moción para aprobar en el Ayuntamiento el Manifiesto Euskal Herria post-COVID19 (Manifiesto EHPC19), elaborado y firmado por 764 investigadores y profesores del ámbito académico, universitario y de centros de investigación de Euskadi, así como por casi 200 organizaciones (entre ellas la propia Zalla Bai) y más de 3.000 personas a título individual.
Este manifiesto, que se puede consultar en este enlace, plantea cinco líneas de actuación prioritarias para impulsar la transformación hacia un modelo económico verdaderamente sostenible en Euskal Herria.
Pues bien, el dúo PNV-PSE votó otra vez en contra. Nada sorprendente, si no fuera porque su rechazo lo justificaron en que, según su opinión, la DIEC del Gobierno Vasco era ¡más ambiciosa! que este Manifiesto EHPC19. Con el fin de desmontar esta falacia, en el pleno hicimos una comparativa entre lo que dicen ambos documentos, de la que rescatamos aquí los aspectos fundamentales:
- La DIEC del Gobierno Vasco habla de crecimiento económico “más sostenible”, pero siguiendo con el actual sistema económico que es, por definición, totalmente insostenible al estar basado en la necesidad de crecer ilimitadamente en un planeta de recursos finitos. El Manifiesto EHPC19 plantea, por el contrario, un cambio en el modelo económico actual, proponiendo el crecimiento de algunos sectores de la economía como son la educación, la salud, la energía y los materiales sostenibles, mientras que pide el decrecimiento de los sectores que son insostenibles o que generan un consumo no-esencial, ligados a los combustibles de origen fósil o nuclear, a la minería, etc.
- La DIEC del Gobierno Vasco saca pecho diciendo que desde 1995 el crecimiento del PIB en Euskadi ha sido del 65%, mientras que las emisiones de efecto invernadero (GEI) han caído en un 20% en ese mismo periodo y que se está logrando desacoplar de forma eficiente la producción económica y la emisión de GEI. Pero este supuesto desacople no es más que un truco de ilusionista de tercera y se consigue, por una parte, promediando un periodo de tiempo lo suficientemente largo como para que parezca que hemos tenido un crecimiento sostenido y dejando ocultas las contracciones que ha sufrido nuestra economía (por ejemplo, a partir del crack de 2008), y por otra eliminando de la suma las emisiones que se generan por la deslocalización de la producción vasca a países como China donde la generación de energía a partir del carbón tiene un peso muy importante, comprando derechos de emisiones, o contabilizando como neutras en carbono energías que no lo son en absoluto, como la quema de biomasa y los biocombustibles. En conclusión, si estudiaran sólo el periodo de 2008 hasta 2019 en el que la economía creció tan sólo un 6,9% (este crecimiento desaparecerá este año 2020 por las previsiones de una contracción de la economía vasca de un 10,1%) y se contabilizaran todas las emisiones, el desacople que se han sacado de la chistera se esfuma por arte de magia.
La única realidad es que, aunque aquí todo el mundo dice que está reduciendo sus emisiones, las concentraciones de CO2 en la atmósfera siguen aumentando y da igual donde lo hagan, si en China o en Amoroto, porque nos van a afectar a todos por igual. En cualquier caso, el Manifiesto EHPC19 establece que el PIB (el valor de los bienes finales producidos en el interior de un país o región) no puede ser el indicador central que defina el grado de bienestar de una sociedad. De hecho, existen ya otros indicadores, como el Indicador de Progreso Genuino (IPG) que se aproxima mucho mejor al bienestar económico sostenible que el PIB.
El Manifiesto EHPC19 plantea abandonar el modelo de movilidad basado en grandes infraestructuras y modos de transporte insostenibles que generan grandes costes ambientales, económicos y sociales, mientras que, como hemos visto, el PNV y su muleta política (PSE) apuestan, otra vez, por macroproyectos innecesarios que constituyen un sumidero de recursos en una época donde su escasez es manifiesta y que provocan un daño irreparable en nuestro entorno.
- El Manifiesto EHPC19 plantea abandonar el modelo de movilidad basado en grandes infraestructuras y modos de transporte insostenibles que generan grandes costes ambientales, económicos y sociales, mientras que, como hemos visto, el PNV y su muleta política (PSE) apuestan, otra vez, por macroproyectos innecesarios que constituyen un sumidero de recursos en una época de manifiesta escasez y que provocan un daño irreparable en nuestro entorno. ¿De verdad se puede avanzar en una economía sostenible, resiliente y neutra en carbono, como dice Gobierno Vasco en su DIEC, promoviendo obras como el Tren de Alta Velocidad (TAV), la Supersur y el nuevo túnel bajo la ría?. ¿De verdad que la destrucción del área natural e histórica de La Herrera con el viaducto de Malabrigo, a lo que el actual equipo de gobierno de Zalla (PNV-PSE) no se ha opuesto, es apostar por una movilidad sostenible?. ¿De verdad que vamos a financiar con dinero público un nuevo ferrocarril de Bilbao a Santander cuando ya existe uno, público, electrificado, y al que se está dejando morir con el perjuicio que supone para todos los usuarios de Enkaterri?. ¿De verdad que sustituir “de facto” ese servicio, en el que la electrificación ya está hecha, por autobuses que queman combustibles fósiles es avanzar en una economía neutra en carbono?.
La impresión que nos queda tras estos debates en el Ayuntamiento de Zalla con los “jeltzales” es que su desconocimiento sobre la problemática asociada al calentamiento global y a la crisis energética y ecosocial que nos acecha es total: no es un asunto que esté en su agenda porque no lo entienden. Se limitan, como en muchos otros temas, a seguir las directrices de sus superiores, que ya hemos visto qué intereses tienen. Como los malos médicos, se dedican a tratar los síntomas en lugar de tratar de comprender el origen de la enfermedad y combatirlo.
Finalizamos con una reflexión autocrítica: para que quienes nos gobiernan incluyan en su agenda determinadas políticas tiene que existir una mayoría social que lo exija. Ponemos un ejemplo paradigmático de esto: el 8 de marzo de 2018 el PNV no apoyó la primera huelga feminista convocada (ver enlace), permitiéndose incluso el lujo de “contraprogramar” esta huelga con una charla de Itxaso Atutxa en el Batzoki de Zalla pero, ante la evidencia del apoyo social mayoritario a esta lucha de tantos años, al año siguiente sí lo hizo. Actualmente el PNV se vende, de puertas para afuera, como “adalid” del feminismo porque han entendido que su statu quo peligraría de no hacerlo.
Es tiempo de activismo y movilización para exigir a nuestros gobernantes que actúen y se dejen de greenwashing o postureo climático: debemos entender que el calentamiento global no es una amenaza para nuestro planeta sino para nuestra civilización, para todxs nosotrxs, y que luchar para frenarlo es una obligación moral para con nuestrxs hijxs, a los que tendremos que ver sufrir en sus carnes los efectos de nuestra indolencia.