El orden de los factores importa y mucho. Los “nuevos contenedores de basura” y la gestión del servicio de recogida, transporte y tratamiento de residuos sólidos urbanos (R.S.U.) que gestiona la Mancomunidad de Enkarterri (PNV), resulta, una vez más desalentador. Aquí cabe recordar, que este servicio es el más importante que presta la entidad comarcal con más de 2 millones de euros presupuestados para este año 2020.
Tras años de no licitarse el servicio de recogida de basuras y funcionando en precario, finalmente hace 15 meses se adjudicó el nuevo servicio que traía incluidas varias novedades. Por una parte, se procedió a la renovación de los viejos contenedores por otros que a priori debieran tener unos mínimos de calidad. Pero, lamentablemente, en este 2020, la sorpresa ha sido mayúscula. El contenedor de la fracción resto, 80-85% del residuo recogido, es decir el contenedor más usado por la ciudadanía carece tanto de tirador como de sistema de apertura con el pie. Dicho de otro modo, es incómodo, ineficaz, antihigiénico y, en una situación de crisis sanitaria como la actual debido al COVID-19, la situación se agrava aún más si cabe.
En comisión informativa, desde Zalla Bai trasladamos las quejas de muchos vecinos/as de Zalla; personas que denunciaban la falta de accesibilidad de los contenedores. Ante todo esto, la respuesta del Presidente de la Mancomunidad de Enkarterri, Martín Pérez Garmendia fué: “Es el que nos dieron”. Tal cual, como si fuera una responsabilidad externa a la propia entidad. Y lo que es peor, esta respuesta demuestra el interés cero y nula disposición a buscar soluciones; al contrario, como por ejemplo que han hecho desde Marzo en la Mancomunidad de Debabarrena, donde ante la misma problemática “han procedido a instalar en todos los contenedores un sistema de apertura con el pie”.
Por otra parte, en este 2020 la Mancomunidad de Enkarterri ha iniciado también “la reordenación de puntos de recogida para favorecer la creación de islas de reciclaje”. En los núcleos más habitados es una medida que prácticamente ya se venía desarrollando con anterioridad. Sin embargo, en muchos barrios perifericos asi como en determinadas zonas de esparcimiento se ha convertido en un grave problema e inconveniente para los/as vecinos/as. Zonas como Aretxaga, Gobeo, Ibarra, Oreña etc. han visto cómo desaparecen los contenedores más cercanos (en algunos puntos los han puesto y retirado varias veces) sin ningún tipo de explicación, bajo justificaciones que se caen por su propio peso, como “limitaciones técnicas para la circulación de vehículos de recogida, visibilidad para la circulación viaria”; o que simplemente indican que “debemos llegar a tasas de reciclaje del 50% en peso (actualmente sobre el 15%)”, cuando la realidad nos dice que el servicio ha empeorado sustancialmente.
La necesidad de aumentar la tasa de reciclaje es evidente pero, para ello, hay que articular otro tipo de medidas que no tienen nada que ver con la retirada de contenedores. Por tanto, si el vecino/a sigue pagando las mismas tasas y el servicio ha empeorado, aqui únicamente gana la empresa adjudicataria ya que tiene centralizado los puntos de recogida con el consiguiente beneficio laboral, humano y económico.